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viernes, 2 de julio de 2010

VÍDEO - REPRODUCCIÓN DE LA TUMBA DE PAKAL EN EL MUSEO DE SITIO DE PALENQUE, CHIAPAS

95 AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE DON PORFIRIO DIAZ, 10 AÑOS DE LA VICTORIA ELECTORAL DE VICENTE FOX



2 DE JULIO
1521. Los conquistadores españoles intensifican su ataque en la segunda invasión a Tenochtitlan y se dirigen al fuerte Xóloc. Cortés intenta parlamentar con el emperador Cuauhtémoc, pero éste se niega después de consultar a sus capitanes.

1607. De nueva cuenta asume el poder de la Nueva España, don Luis de Velasco, hijo, quien como el 11º virrey ha de prolongar su mandato hasta el 19 de junio de 1611 en que pasará a España como presidente del Consejo de Indias.

1833. Nace en Apaseo, Guanajuato, Antonio Plaza, quien habrá de distinguirse como abogado, poeta y militar liberal servidor de la patria en las guerras de Reforma y de Intervención Francesa. Ha de morir en la ciudad de México el 26 de agosto de 1882.

1911. Muere en el puerto de Veracruz, el notable profesor y periodista revolucionario Filomeno Mata, quien naciera en la hacienda de Carrasco, San Luis Potosí, el 5 de julio de 1845. Muy joven abrazó la carrera del magisterio en su Estado y simultáneamente se dedicó al periodismo. Más tarde se trasladó a la ciudad de México donde colaboró combativamente en diversos periódicos de importancia como El Monitor Republicano, El Sufragio Libre y otros. Su espíritu liberal lo llevó a combatir con la pluma al porfirismo, lo que le valió persecuciones y cárcel en varias ocasiones, situación que finalmente le causó la muerte por la falta de salud y tranquilidad en su persona.

1915. Muere de arterioesclerosis y desterrado en París, Francia, a la edad de 84 años, el general José de la Cruz Porfirio Díaz Mori, presidente de la República durante más de treinta años y quien presentara su renuncia a la Cámara de Diputados el 25 de mayo de 1911.
Díaz nació en la ciudad de Oaxaca, presumiblemente el día 15 de septiembre de 1830. Como militar, Díaz se distinguió heroicamente en la defensa de la patria durante las guerras de Intervención Norteamericana en 1847, la de Reforma de 1858 a 1860, la de Intervención Francesa de 1862 a 1864 -y aún así, Francia le ofreció asilo al igual que España, y Díaz tomó la opción francesa- y la del Imperio de 1864 a 1867. Fue uno de los héroes de la Batalla del 5 de mayo de 1862 en Puebla.
Como político, Díaz ha sido duramente criticado por las arbitrariedades que cometió, amén de que fue muy desprendido al brindar concesiones a las empresas extranjeras para que administraran la riqueza nacional sin dejar mayores beneficios a la mayoría del pueblo. En el ámbito diplomático y cultural, el porfiriato fue bastante activo al participar en la Exposición Universal de París en 1900, y al establecer relaciones con China, Japón y Persia, además de rechazar la oferta estadounidense por la compra de Baja California.
Después de su exilio y hasta su muerte la historia de dominio popular sobre Díaz se vuelve borrosa, incluso para los detalles de su paradero final. En París vivió en tres lugares distintos: la calle Victor Hugo, una suite del Hôtel Astoria y al final en una pequeña casa cercana al Bosque de Bolonia (Bois de Boulogne) en el barrio XVI. Sus viajes fueron frecuentes: fue recibido en Alemania con grandes honores por Guillermo II, y visitó igualmente con su familia España, Italia, Suiza y Egipto, donde estudió el sistema de mobilización de tropas. En Roma llegó a entrevistarse con S.S. Benedicto XV. Durante sus viajes y estancia en París fue agasajado por varios gobiernos y sujeto de diversas distinciones, la más emotiva de ellas por el gobierno francés, en la que el general Noix puso en sus manos la espada de Napoleón I, un honor concedido a muy contadas personas.
En un principio fue sepultado en la iglesia de Saint Honoré l'Eylau y en 1922 sus restos fueron trasladados al Cimetière de Montparnasse, en el barrio 14. Precisamente les dejo en este post varias fotografías de la tumba de don Porfirio Díaz que pueden ver en su tamaño completo al hacer clic en ellas. En Oaxaca, al conocerse de su muerte en septiembre del mismo año, el gobernador decretó nueve días de duelo.
Su última morada es sorprendentemente notable en la división 15º del cementerio de Montparnasse en París -donde se le conoce como el General de Montparnasse- y es frecuentemente visitada por sus compatriotas, tanto admiradores como detractores, que dejan a su paso banderas mexicanas, vistosas flores artificiales y naturales en macetas; cartas, periódicos señalando noticias de lo que pasa en México actualmente; notas y mensajes esperando su regreso; placas conmemorativas y efigies y cuadros de la virgen de Guadalupe que se van almacenando al interior por alguna mano cuidadosa que -junto con un recipiente con tierra de Oaxaca y una foto a caballo del general- ha reunido estos pequeños pedazos de tierra mexicana que al general Díaz dolió tanto abandonar en 1911. Paradójicamente, el mausoleo a don Benito Juárez en el Panteón de San Fernando de la delegación Cuauhtémoc de la ciudad de México pocas veces recibe éstas atenciones de manera no oficial. Al presentar su renuncia a la Cámara de Diputados el 25 de mayo de 1911, Porfirio Díaz profetizó el momento de la rendición de cuentas, un momento en el que
(...)calmadas las pasiones que acompañan a todas las revoluciones (...) (surgirá) en la conciencia nacional, un juicio correcto que me permita morir llevando en el fondo de mi alma una justa correspondencia de la estimación que en toda mi vida he consagrado y consagraré a mis compatriotas".

Algo que, hasta este momento, no ha sido posible y en que el debate de un posible regreso a tierras mexicanas despierta pasiones partidistas que hacen ver que los restos del general están más seguros fuera de su tierra que en ella, pues el tigre que liberó Madero y que el mismo no supo controlar no está listo para aceptar la existencia del perdón en las conciencias.

(...) soñé con una paz firme y completa, fundada en el perdón y en el olvido. Por conquistar la paz hice la guerra. Fui a los combates porque fue preciso; pero más que la gloria y los laureles amé siempre el trabajo y el progreso. Mis ideales fueron todos de paz, de libertad y de grandeza para mi Madre Patria: todo para ella (...)
Porfirio Díaz



Guardo profundo respeto por su memoria y me irrita que en nuestros días haya zurrupatos de la Revolución que, sin conocimiento de causa, vociferen contra él de modo jacobino y salvaje. A pesar de sus errores Porfirio Díaz fue un gran mexicano y México le debe, con un gran monumento, la reintegración de sus cenizas al suelo patrio."
Juan Sánchez Azcona, 1929
(secretario particular de don Francisco I. Madero)

2000. Elecciones presidenciales históricas en México. Contra todo cálculo de años anteriores, el ex-gobernador del Estado de Guanajuato y ex-presidente de Coca-Cola México, Vicente Fox Quesada, gana las elecciones presidenciales mexicanas. Sucede a Ernesto Zedillo Ponce de León miembro del PRI, partido en el poder desde 1930. La elección de Fox marca el fin de 71 años de hegemonía del PRI en el país. El partido tenía la costumbre de elegir a su candidato la noche anterior a las elecciones y éste las ganaba sistemáticamente. La derrota del PRI en provecho del Partido Acción Nacional es un signo calificador de la democracia -ojo, solo un signo, el voto no es más que la expresión de la democracia, cuya escencia son los valores- en México que logra el escrutinio más transparente en su historia política.

2006. Reñidas elecciones presidenciales en México. La noche de este día, 106 millones de mexicanos se van a dormir en expectación sin conocer aún un resultado definitivo de la jornada electoral ocurrida en este día. La incertidumbre se debatía entre el candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa, y el candidato de la 'Alianza por el bien de todos' compuesta por los Partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo (PT) y Convergencia, Andrés Manuel López Obrador. Lo único claro en ese momento y en lo que convergían todos los sondeos es que el candidato del hasta entonces legislativamente hegemónico Partido de la Revolución Institucional (PRI), Roberto Madrazo, había sufrido la peor derrota en la historia de su partido, quedando claramente en tercer lugar. Hacia las 7 de la noche en que era ya legal la difusión de resultados, el Insituto Federal Electoral evitó declarar un ganador definitivo de las elecciones hasta que se realizara un conteo completo que no terminaría hasta tres días después, pues la diferencia de votos era mínima. La prensa internacional de las diferentes facciones -incluso extremas izquierda y derecha- y los observadores electorales internacionales fueron cautos ante este inesperado -pero surrealísticamente mexicano- resultado al final de la jornada electoral, no así los medios nacionales más afectados ideológicamente, que proclamaron o reclamaron ganador o fraude, respectivamente.
Pese a que tengo mi propio juicio y preferencias al respecto, no las emito pues la sensibilidad presente se presta a rencores y debates sin fondo ni sentido, los cuales no son el objetivo de este blog. En cambio, a continuación les dejo dos artículos, el primero, de la primera página del periódico Le Monde, publicado el día anterior de las elecciones (ya que Le Monde se publica al mediodía con la fecha del día siguiente) y el cuál agradezco a mi amiga Laura Stielike el habérmelo guardado, y el segundo, de mi profesor Macario Schettino, publicado en la columna de El Universal a exactamente un año después de estos sucesos.

En español:

Izquierda y derecha hombro a hombro en México
Le Monde, Domingo 2 - Lunes 3 de julio de 2006
Joëlle Stolz
Amarillo anaranjado contra blanco y azul, sol azteca contra bandera virginal, izquierda moderada contra derecha moderna: en el momento de la elección presidencial del domingo 2 de julio, México debe elegir entre los caminos divergentes encarnados por el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda), Andrés Manuel López Obrador, y su adversario del Partido Acción Nacional (PAN, derecha), Felipe Calderon. Ellos estuvieron hombro a hombro en los últimos sondeos autorizados por la ley, el viernes 23 de junio.
Si el señor López Obrador se lleva la elección, su victoria podría ser aún más amplia, teniendo sus simpatizantes la tendencia a aminorar su intención de voto. La campaña agresiva de la derecha ha sistemáticamente presentado al ex-alcalde de la ciudad de México como un 'peligro' para el futuro de México. Este último se ha comprometido a aceptar, venido el momento, los resultados oficiales, y la independencia del Instituto Federal Electoral así como la presencia de observadores de la Unión Europea debieran garantizar el buen desarrollo del escrutinio.
Después el final oficial de la campaña, el miércoles 28 de junio, el país guardó el aliento. Una calma casi irreal reinaba en el paisaje mediático, después de seis meses de una batalla encarnada y las decenas de miles de mensajes de propaganda matracados (de 'matraca') por las cadenas de radio y de televisión. Esta competencia electoral habrá sido la más larga, la más costosa, la más difícil de la historia de México.
Setenta y seis millones de electores -entre los cuáles, por la primera vez, connacionales en el extranjero- han sido llamados a las urnas para elegir al presidente de la República, cuyo mandato será ejercido hasta el 2012, renovar un Congreso y designar a los gobernadores de tres Estados y al alcalde de la ciudad de México.
¿Afirmará México la tendencia ya observada en varios países del continente, que han votado a la izquierda y toman su distancia de las políticas liberales? ¿O, al contrario, empujar la balanza hacia el sentido contrario? Mientras que el señor Calderón promete mantenerse en la continuidad del actual presidente, Vicente Fox (PAN), considerado por Washington como un aliado, el señor López Obrador representa un escenario desconocido, juzgado por algunos como inquietante.

La versión original, por si alguien duda de mi traducción:

Gauche et droite au coude-à-coude au Mexique
Le Monde, Dimanche 2 - Lundi 3 Juillet 2006
Joëlle Stolz
Jaune orangé contre blanc et bleu, soleil aztèque contre bannière virginale, gauche modérée contre droite moderne: lors de l'élection présidentielle, dimanche 2 juillet, le Mexique doit choisir entre les voies divergentes incarnées par le candidat du Parti de la révolution démocratique (PRD, gauche), Andres Manuel Lopez Obrador, et son adversaire du Parti d'accion nationale (PAN, droite), Felipe Calderon. Ils étaient au coude-à-coude dans les derniers sondages dont la loi autorisait la divulgation, vendredi 23 juin.
Si M. Lopez Obrador l'emporte, sa victoire pourrait être plus ample encore, ses symphatizantes ayant eu tendance à minorer leurs intentions de vote. La campagne agressive de la droite a systématiquement présenté l'ancien maire de Mexico comme un <> pour l'avenir du Mexique. Ce dernier s'est engagé à accepter, le moment venu, les résultats officiels, et l'indépendance de l'Institut fédéral électoral comme la présence d'observateurs de l'Union européenne devraient garantir le bon déroulement du scrutin.
Depuis la fin officielle de la campagne, mercredi 28 juin, le pays a retenu son souffle. Une acalmie presque irréelle régnait sur le paysage médiatique, après six mois d'une bataille acharnée et les dizaines de milliers de messages de propagande matraqués par les chaînes de radio et de télévision. Cette compétition électorale aura été la plus longue, la plus coûteuse, la plus dure de l'histoire du Mexique.
Soixante et onze millions d'électeurs -parmi lesquels, pour la première fois, des ressortissants vivant à l'étranger-sont appelés aux urnes pour élire le président de la République, dont le mandat, s'exercera jusqu'en 2012, renouveler le Congrès et désigner les gouverneurs de trois Etats et le maire de Mexico.
Le Mexique va-t-il confirmer la tendance déjà observé dans plusieurs pays du continent, qui ont voté à gauche et prennent leur distances à l'égard des politiques libérales? Ou, au contraire, pousser le balancier dans l'autre sens? Tandis que M. Calderon promet de rester dans la continuité de l'actuel président, Vicente Fox (PAN), considéré par Washington comme un allié, M. Lopez Obrador représente une part d'inconnu, jugée par certains inquiétante.

Editorial de Macario Schettino, un año después:

Lo que nos dejó 2006
El Universal - 2 de julio de 2007
Macario Schettino
Hoy, justo hace un año, casi 42 millones de mexicanos estuvimos formados en largas filas frente a las casillas para elegir la opción que nos parecía mejor para gobernar este país. El día transcurrío tranquilo, aunque se percibiera tensión en las urnas. Fue hasta la noche, cuando encuestas y conteos rápidos no podían definir al gandor, que empezó el conflicto. Tanto el PREP, simple mecanismo informativo, como el conteo distratal realizado tres días después, dieron el triunfo a Felipe Calderón por menos de 250 mil vosot, apenas medio punto porcentual de diferencia frente a Andrés Manuel López Obrador.
En estos tres días empezó a construirse el mito del fraude, alimentado de flagrantes mentiras del candidato derrotado, de errores de la autoridad electoral y de la muy natural suspicacia nacional. Incluso se construyó una estrategia de la alianza perdedora para que los conteos distritales abonaran la sospecha. La consigna 'voto por voto' ganó calles y plazas, aunque nunca se presentaría formalmente ante el tribunal. Cuatro semanas después de la elección, el domingo 30 de julio, López Obrador inició un plantón desde el zócalo hasta la fuente de Petróleos, por todo Paseo de la Reforma. Ahí estarían hasta el 13 de septiembre. Además, hubo al menos dos intentos serios de usar la violencia para impedir el orden constitucional, el 1 de septiembre y el 1 de diciembre.
Si la campaña electoral había sido amarga, en parte desde el asunto del desacato y el desafuero, el periodo posterior a los comicios fue desgastante. En la capital del país, el único y verdadero bastión obradorista, la tensión era ubicua. Además, en esos meses la incompetencia de Vicente Fox alcanzó su máximo nivel, lo que permitió tanto el ascenso de un movimiento rayando en la subversión en Oaxaca, como la pérdida absoluta de control del narcotráfico.
La toma de posesión de Calderón, en una Cámara de Diputados convertida en terreno de combate, con todo y barricadas, parece haber sido el clímax de esos meses de tensiones, desazón y miseria humana. Ahí terminó el año electoral, y en buena medida el movimiento obradorista, que desde entonces sólo ha sabido mantener pequeños piquetes de gritones en algunos actos del Presidente, amén del consabido control de su plaza fuerte, administra sucesivamente por dos muy débiles encargados de despacho, a quienes les quedaría mejor el epíteto que López Obrador tanto gusta de asestar al Presidente.
Pero si las olas amainaron desde entonces, hay corrientes que se alteraron y que siguen estando presentes. Esa es la verdadera herencia de 2006, que supera las anécdotas, aunque de ellas se alimente. Percibo tres grandes diferencias producto del proceso que culminó el año pasado. En primer lugar, esa elección representó el último intento del régimen de la Revolución de regresar al poder. López Obrador era el gran restaurador autoritario que podía detener la transición a la democracia y recuperar la esencia del viejo régimen. No lo logró, y eso abre el camino a una nueva recomposición del mapa político nacional, con características parecidas a la ocurrida entre 1985 y 1988. En eso estamos, y le haría bien al PRD comprender lo profundo del fenómeno, si tiene esperanzas de sobrevivir.
La segunda alternación tiene que ver con la agenda nacional, donde el intento restaurador tuvo más éxito. Así como en 1994 vimos resurgir el indigenismo, generador de esperpentos legales y vacíos discursos, así en 2006 regresó el pobrismo, el rencor y el nacionalismo xenófobo que por décadas caracterizó a un régimen autoritario. Un pésimo diagnóstico nos impide hoy tomar decisiones necesarias para garantizar la viabilidad del país en el mediano plazo.
Finalmente, López Obrador y su movimiento nos dejaron un tercer legado, más doloroso que los otros, aunque menos relevante desde la perspectiva social. 2006 fue un año de ruptura. Resquebrajó amistades, alejó familiares, destruyó redes. Arrastró consigo periódicos, conductores, intelectuales, apelando a sus más profundas fibras emocionales, enajenando su racionalidad. Un año después, las vísceras todavía les impiden el pensamiento.
En 2006, los mexicanos derrotamos la restauración autoritaria; reincidimos en el discurso premoderno, y perdimos una parte de nosotros mismos, en medios, en opiniones y en amigos. Tal vez así se contruya la historia, pero hay que reconocer que no es un proceso grato.
macario@macarios.com.mx
Profesor de la EGAP del ITESM-CCM






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